Mujeres Inconmensurables

Sobre la autoestima femenina

Resulta que el anuncio más visto de la historia es un spot de Dove en el que un retratista “muestra” a las mujeres que participan en él que son más bellas de lo que creen, y no nos ha sorprendido (la primera vez que lo vimos también nos pareció precioso), pero sí nos ha hecho querer escribir un post al respecto una vez recuperadas de la enajenación mental transitoria.

(Para las y los que no lo hayáis visto, aquí podéis ver el anuncio con subtítulos en español.)

El éxito del anuncio se explica fácilmente: las mujeres estamos tristemente necesitadas de un montón de reafirmación (y los encargados de vender productos lo saben), el problema es que aunque el anuncio parezca tener muy buenas intenciones en realidad no es más que otra versión del mismo asunto de siempre, mujeres vs aspecto físico; lo que vendría a ser la raíz de nuestro mal.

En el mundo de la publicidad nos encontramos por sistema con mensajes que o bien nos hacen sentir mal por no tener un aspecto determinado o bien, y de una forma mucho más sutil, nos hacen sentir mal por no tener la autoestima que debiéramos a pesar de no tener ese aspecto, y lo asombroso es que estos segundos escapan a nuestros radares.

El machaque psicológico al que estamos sometidas es tal que si nos llegan con un mensaje aparentemente positivo sobre nuestro aspecto dejamos que nos hagan sentir culpables por no valorarnos como deberíamos y encima nos sentimos agradecidas por la generosa llamada de atención; dejamos que esos mismos señores y señoras que llevan años haciendo esos otros anuncios que han ido minando nuestra autoestima ahora nos digan que somos unas tristes por no saber que todas las mujeres somos bellas a nuestra manera y por tener una autoestima de mierda.

Y para añadir insulto a la injuria resulta que el encargado de “reafirmarnos” y “empoderarnos” es, como no, un señor, y no nos chirría. ¡¿Pero en serio no hemos aprendido nada?!

Nosotras estamos convencidas de que (prácticamente sin excepción) a todas las mujeres nos gustaría que el mundo dejase de ser un lugar en el que el primer atributo por el que se nos juzgue sea nuestra belleza o falta de ella; que todas querríamos que lo habitual fuese que al hablar de una mujer lo primero que se mencionara fueran sus atributos humanos y no los físicos; ¿Fulanita? Ah, pues Fulanita es inteligente, carismática, amable… o egocéntrica, ambiciosa, superficial… en vez de Fulanita es un pibón y además muy simpática o Fulanita es la chica esa gordita que luego es tan maja.

Y al mismo tiempo que queremos esto no podemos evitar ver uno de estos vídeos y sentirnos falsamente reafirmadas y empujadas a hacernos el firme propósito de empezar a aceptar nuestro aspecto para “querernos más”… Es decir, seguimos tragando con que la reafirmación nos venga de fuera y con que nuestra autoestima esté íntimamente ligada a nuestra imagen.

Hace unos meses se realizó un estudió en el Reino Unido en el que se reveló que por lo general los hombres se sentían más atractivos que varios famosos considerados oficialmente “guapos”; la mayoría se consideraba bastante más atractivo que al menos 5 de sus amigos y el 25% se consideraba incluso más atractivo que su pareja. Y por si esto fuera poco, el 54% de los participantes en el estudio reconoció estar seguro de que al menos una  novia o mujer de alguno de sus amigos estaba coladita por él. ¡Viva la autoestima!  :-)

El estudio dejaba claro que los hombres, que aunque también empiezan a estar bombardeados sobre su aspecto físico aún no están lobotomizados, tienen una autoestima mucho más alta y saludable que las mujeres en prácticamente todos los aspectos de su vida porque su autoestima nunca ha estado basada en su imagen, y como consecuencia de ello sucede la ironía de que la mayoría cree tener mejor aspecto del que probablemente tenga en realidad.

Las mujeres, dejando que nuestra imagen sea la representante de nuestra valía, estamos en el extremo opuesto; tendemos a subestimarnos, menospreciamos nuestras habilidades y aptitudes e incluso solemos atribuir nuestros éxitos y logros a factores externos y no a méritos propios.

A lo largo de la historia las mujeres siempre han estado sometidas a algún tipo de canon de belleza al que debían aspirar para poder ser consideradas oficialmente atractivas, pero durante el siglo XX esos cánones de belleza se han radicalizado exponencialmente alejándose cada vez más de la realidad. El resultado es que la relación de un alarmante número de mujeres (8 de cada 10) con su cuerpo y apariencia se ha convertido en enfermiza.

En 1920 la mujer “ideal” medía 1,62 m. y pesaba 63 kgs; en los años 70 el peso de las top models y reinas de la belleza era ya un 8% menor al de la media del resto de mujeres; a día de hoy el prototipo de diosa de la belleza pesa un 23% menos que la media de las mortales y el peso y estatura deseados en las top models actuales es de 1,78 m. y 57 kg. Algo a lo que, según los expertos, solo pueden aspirar a conseguir con mucho esfuerzo un 5% de las mujeres del planeta.

Para quien aún piense que no está suficientemente demostrado lo dañino que es el hecho de que la autoestima esté basada en la imagen, algunos otros datos reveladores:

En estudios realizados sobre la autoestima entre los homosexuales se ha descubierto que los hombres gay tienen una autoestima menor que los hombres heterosexuales mientras que las mujeres gay tienen una autoestima mayor que las mujeres heterosexuales. ¿Por qué? Por los ideales de “belleza” a que están sometidos unos y otros.

El prototipo de hombre gay bello se rige por unos cánones de belleza tan estrictos e inalcanzables como el de las mujeres heterosexuales y de ahí que su nivel de autoestima baje, sin embargo no hay un prototipo de belleza lésbico con el que las mujeres homosexuales deban compararse constantemente y eso se traduce en una mayor autoestima.

Además de no haber crecido en una sociedad en la que lo primero que se valoraba de ellos era su aspecto, el canon de belleza masculino heterosexual es mucho más amplio. Los hombres considerados “guapérrimos” difieren tanto unos de otros que en el caso de que los chicos estén preocupados por su imagen, pueden compararse con el que mejor les “encaje” y sentir que todo sumado, no están nada mal. ¿Calvo? Pues me afeito la cabeza y tengo un puntazo a lo Bruce Willis. ¿Qué me estoy llenando de canas? Las canas dan un aire súper seductor e interesante, a lo George Clooney… y suma y sigue. En culturas en las que los cánones de belleza para las mujeres también son más amplios se aprecia el mismo resultado, las mujeres tienen un nivel de autoestima mayor y una imagen de sí mismas mucho más positiva y atractiva.

Por supuesto que entendemos que en el mundo en el que vivimos es importante resultar atractivo, el problema es que han conseguido que olvidemos que el atractivo de una persona está directamente relacionado con su autoestima y no al revés, como viene sucediendo ahora.

¿Cómo se explica si no que 1 de cada 5 mujeres británicas considere que su pareja es más atractiva que David Beckham? Servidoras han residido en la Gran Bretaña y podemos asegurar que o bien en 2 años no coincidimos NUNCA con las parejas de todas esas señoras o bien el amor de ellas y la autoestima de ellos son un gran maquillaje  :-)

Y ahora en serio porque el tema lo es y mucho; se calcula que ahora mismo un 80% de la población femenina padece, sin saberlo, un síndrome que se conoce como distorsión corporal, es decir, que un 80% de mujeres ven una imagen distorsionada de sí mismas cuando se miran en un espejo y por si esto fuera poco, ya se empieza a observar esta misma afectación en niñas de hasta 6 años. Así que si vamos a hacernos un propósito, que sea el de alejar nuestro foco de atención de lo superficial para reenfocarlo en el resto de aspectos que importan y que son los que nos hacen a cada persona valiosa y única independientemente de nuestro sexo,  aspecto, medidas o peso.

El objetivo, señores de Dove, no debería ser conseguir que todas las mujeres pensemos que somos bellas, el objetivo debería ser que nos de bastante igual serlo o no porque hayamos interiorizado que nuestra valía y la de nuestras congéneres se basa en nuestra inteligencia, creatividad, generosidad, sentido de la ética, espíritu de lucha y todo aquello que conforma el tipo de persona que realmente somos y nuestra capacidad de mejorar el mundo y no solo de decorarlo.

Hemos dicho (y además lo hemos pintado)

autoestima femenina y canones de belleza

Mujeres inconmensurables. ¡A quererse sin medida!

¡Nos encantará leerte!